El problema y la solución

Share

Por: Dolly Martin

El ciclo se ha repetido cientos de veces en mi vida. Se presenta un problema y mi primera reacción es preocuparme. Comienzo a analizar la situación de todos los ángulos, y pierdo sueño por darle vuelta y vuelta en mi cabeza tratando de encontrar una salida. Incluso hablo con Dios, explicándole como me siento y pidiendo Su ayuda, pero lo hago sin fe o confianza en que Él tiene la solución. En cuestión de minutos mi semblante cae, y mi estado de ánimo se viene al suelo.

Uno pensaría que después de tanta repetición hubiera aprendido la lección, pero el enemigo es tan sutil en su ataque que sabe mis puntos débiles y usa sus armas con destreza para hacerme caer vez tras vez. El problema es que no estoy a la defensiva, dejo bajar mi guardia, y él se aprovecha para usar sus tan afiladas flechas para hacerme caer de nuevo en la desesperación.

¿Dónde está Dios durante estos ataques del enemigo? Él está esperando pacientemente, con ternura esperando que vuelva a poner mi fe en Él y en Sus promesas que son una roca firme, un baluarte en tiempos de prueba. El Señor es aquel buen pastor que nos carga cuando ya no podemos caminar, nos lleva de la mano diciendo, “No temas, yo te ayudo”.

Pero la ayuda del Señor solo viene cuando dejamos la auto compasión, y dejamos de creer las mentiras del diablo que le dice que la situación está más allá del poder de Dios o que a Dios no le interesa ayudarme. Es increíble cuan bajo puedo caer cuando creo esas ideas negativas y destructivas del enemigo. Solo cuando saco la Espada del Espíritu que es la Palabra de Dios y comienzo a pelear con la armadura que el Señor me ha dado podré vencer a esa serpiente venenosa que nos odia y siempre anda como león rugiente buscando a quien devorar.

La Biblia está llena de poderosos textos que nos alientan a confiar en el Señor en TODA situación. Dios nos asegura vez tras vez que Él nos ama y que es poderoso para socorrernos en cualquier tempestad. Él es El Shaddai, (Todopoderoso) y nos pregunta, ¿“habrá algo difícil para mí? En el libro sagrado leemos de personas que se encontraban en situaciones imposibles de resolver humanamente, pero clamaron a Dios y Él mandó la ayuda necesaria.

Yo he leído estas historias del poder sobrenatural de Dios y las he enseñado a los niños durante más de 40 años, pero conocer las historias de liberación o aun memorizar versículos no me ayuda en la hora de la prueba si acepto la mentira del diablo que Dios no quiere o no puede ayudarme en esta nueva situación.

El enemigo de nuestras almas siempre siembra dudas acerca del carácter bondadoso y misericordioso de Dios. El sembró dudas en la mente de Eva en el Jardín del Edén haciéndole pensar que el Señor es malo. Eva le creyó y cayó en pecado, y nosotros hacemos lo mismo. Le creemos al mentiroso y caemos en desesperación y depresión. La miseria puede durar unos segundos, unos minutos o años. Todo este tiempo el Señor está cerca esperando que volvamos a Él con fe.

Se requiere fe para entrar en la familia de Dios y se requiere fe para seguir allí. Es una fe continua que debemos ejercer todos los días, cada minuto de nuestra vida. Cuando entretenemos pensamientos de duda acerca de Dios, de Su bondad, de Su poder, entonces entramos en el terreno del enemigo y es una pendiente resbaladiza que nos lleva al lodazal de desaliento del cual leemos en el famoso libro de John Bunyan, El Progreso del Peregrino. 

¿En dónde se encuentra usted en su relación con el Señor Jesucristo ahora mismo? ¿Dudando o confiando? ¿Necesita reanudar su fe en el Señor Jesucristo y rechazar las mentiras acerca de usted mismo, de otros o de Dios? Le animo a ponerse a cuentas con el Señor ahora mismo. No hay mejor manera de comenzar el año que volver a la fe que una vez practicó.

Si nunca ha puesto su fe en el Señor Jesucristo como su Salvador, le animo a arrepentirse de sus pecados y creer que Él murió por usted, por sus pecados. Reciba el perdón que Él le ofrece y él le dará un nuevo corazón, una nueva vida. Si lo hace, será un fantástico comienzo al año 2023. ¡Feliz año nuevo!