Encomienda al SEÑOR tu camino…

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Por: Miguel Jacinto

“Encomienda al SEÑOR tu camino, confía en El, que El actuará…” (Salmo 37:5; LBDA).

Cuando mi hija Naomi graduó de high school en el 2020, yo le prometí ayudarle a tener un auto para poder transportarse a su trabajo y a sus clases universitarias. Le dije que me diera tiempo y con la ayuda de Dios ella tendría un transporte. Pasaron unos 6 meses y le dije que no había olvidado mi promesa, pero que ella tenía que sacar su licencia de conducir primero. 6 meses después ella estaba conduciendo el auto que yo había estado conduciendo. Dios me ayudó a cumplir mi promesa a mi hija. Esto me recuerda que Dios hace lo mismo con cada uno de los que confiamos en Él como nuestro Padre Celestial.

La Biblia enseña que Dios recompensa la fe de sus hijos que confían en Él. El salmista escribe el Salmo 37 como un acróstico usando el alfabeto hebreo para animarnos a confiar totalmente en Dios. El rey David inicia diciendo que los creyentes no deben caer en la envidia ni la provocación de los incrédulos que cometen injusticias pues pronto morirán y nadie tendrá memoria de ellos. En lugar de eso, es mejor poner la confianza en el Señor y a mantenerse fiel (Salmo 37:1-3). Nos aconseja a deleitarnos en nuestra relación con Dios, y el resultado será que Él nos conceda las peticiones de nuestros corazones (Salmo 37:4).

A continuación, el salmista nos muestra el proceso que Dios usa en nuestro camino de fe. El joven David experimentó situaciones en su vida que le llevaron a confiar totalmente en la gracia y el poder de Dios. Fue menospreciado por su padre, abusado por sus hermanos y perseguido por el rey Saul. Se sintió como un hombre acorralado, escapando por su vida, vagando errante por el desierto y refugiándose en las cuevas como un criminal. En medio de estas dolorosas circunstancias no tuvo otra opción que dejarse caer en las manos de Dios. Su supervivencia no dependía de él sino de la buena mano de Dios. Es aquí donde David experimentó la paciencia para esperar en que Dios cumpliera sus promesas.

Amigo, al igual que David, usted y yo tenemos la oportunidad de aventurarnos en el camino de la fe total en Dios. No importa las circunstancias personales, sociales, económicas y lo que depare el futuro podemos estar seguros en las manos de Dios. Confiemos en sus promesas y refugiémonos en una relación íntima y personal con Dios en este nuevo año y el resultado será sorprendente y especial para nuestras vidas. ¡Feliz y Bendecido Año Nuevo!