El hombre en la Biblia

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Por: Dolly Martin

Mi esposo, Ricardo, es un ávido lector de la Biblia y le encanta leer y comparar diferentes traducciones de la Biblia. Hay más de 100 traducciones completas al inglés de la Biblia y unas 20 traducciones al español.

Algunos años atrás, los traductores comenzaron a ceder ante la presión social y los movimientos culturales que señalan a los hombres (especialmente a los hombres blancos) como la causa de todos los problemas del mundo. Los hombres son acusados de ser tiranos, autoritarios, fanáticos, etc., mientras que las mujeres (especialmente las mujeres negras o pertenecientes a minorías) son vistas como los desvalidos oprimidos de la sociedad.

Adaptando la Biblia a la cultura

En respuesta a esta ideología de base feminista, versiones nuevas o revisadas de la Biblia comenzaron a reemplazar la palabra “hombre” con la palabra humanidad u otros términos culturalmente más aceptables. Por ejemplo, 1 Timoteo 2:5 en la versión Reina Valera 1960 dice, “Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre”. Sin embargo, tres versiones traducen la palabra “hombres” con “humanidad” y una usa la frase “seres humanos”.

Otro ejemplo de un pasaje que los editores modernos han elegido cambiar la palabra original para adaptarse a la moda actual es Hebreos 9:27. Reina Valera 1960 dice, “Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio”.  Dos traducciones cambian la palabra “hombres” por la palabra “todos”, cuatro usan “seres humanos”, una usa “cada persona” y dos usan la frase “todos los seres humanos.”

Algunos podrían decir que las sustituciones no cambian el significado, pero en realidad están socavando la cadena de autoridad de Dios. Al principio, Dios creó al hombre primero y le dio la responsabilidad de nombrar a los animales y administrar toda la creación. También le dijo a Adán lo que podía y no podía hacer en su papel de guardián del mundo. Más tarde el Señor creó a Eva como su ayudante, pero cuando ambos pecaron, al que Dios buscó e interrogó primero fue a Adán.

El hombre en la cima

A los hombres se les ha encargado el trabajo de supervisar toda la naturaleza, así como de administrar sus hogares y familias. El hombre está en la cima de la cadena de mando de Dios y Dios equipó a los hombres con el cerebro y la capacidad para llevar a cabo esta tarea con excelencia. Según un estudio realizado por Frontieres in Neuroscience, “los hombres y las mujeres parecen tener diferentes formas de codificar recuerdos, sentir emociones, reconocer rostros, resolver ciertos problemas y tomar decisiones. Dado que el cerebro controla el conocimiento y los comportamientos, estas diferencias funcionales relacionadas con el género pueden estar asociadas con la estructura específica del género del cerebro”.

Una de las diferencias entre los dos sexos es que la mujer es más fácilmente engañada que el hombre. Leemos en 1 Timoteo 2:14-15, “Adán no fue engañado, sino que la mujer, siendo engañada, incurrió en transgresión. Pero se salvará engendrando hijos, si permaneciere en fe, amor y santificación, con modestia”. Los cuerpos de las mujeres están hechos para tener hijos, y están dotados de un conjunto de habilidades para ayudarlas a nutrirlos y cuidarlos. Esto no significa que las mujeres no puedan estar en la fuerza laboral. Muchas lo están y hacen un gran trabajo, pero Dios ha estructurado la familia con el hombre como líder y el responsable de asegurar que cada miembro esté provisto y seguro.

El hombre creado para administrar

Los hombres no están hechos para criar, sino que están diseñados para administrar, mantener y proteger a su familia de fuerzas externas que buscan destruirla. Un día, cada hombre tendrá que presentarse ante el Señor y dar cuenta de cómo manejó la familia que Dios le dio. Esa es una realidad aleccionadora que está claramente explicada en las Escrituras y debería alentar a la esposa a ser la mejor compañera de ayuda que pueda ser para que un día su esposo escuche las palabras, “Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu Señor”. (Mateo 25:23)

Los papás a menudo no reciben el mismo aprecio y cariño en el Día del Padre que las mamás reciben en el Día de la Madre. ¿Por qué? Necesitamos recordar que el diablo odia a la familia y está haciendo todo lo posible para destruirla. Todas las fuerzas de la maldad presionan contra los hombres para derribarlos y debilitar los cimientos de la sociedad. Si Satanás puede debilitar o destruir al hombre, entonces las próximas fichas de dominó que caerán serán la familia, la ciudad, la nación y eventualmente el mundo.

Seamos muy conscientes de las artimañas del enemigo y rechacemos sus mentiras contra los hombres. Este mes, apoyemos a los hombres en nuestras vidas, animémoslos, sometámonos a su autoridad y ayudémoslos a hacer el mejor trabajo que puedan para el Señor. ¡Feliz Día del Padre!