Niños evangelistas

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Por: Dolly Martin

Aprille de nueve años y su hermana Natalie de catorce años tomaron un entrenamiento este verano con el ministerio “Reaching out to Kids” (Alcanzando a los niños). Aprendieron como compartir su fe usando el libro sin palabras, un método que usa cinco colores. Este método es particularmente efectivo con los niños, pero se ha usado por décadas con personas de todas edades.

Todos los que recibieron el entrenamiento eran chicos de entre cinco y dieciocho años. Al final del curso, se les llevó a guarderías, apartamentos, hogares de ancianos y parques donde este equipo de niños y adolescentes evangelistas guiaron a otros niños a los pies del Señor.

Un grupo de ellos llegó a la iglesia de Aprille y Natalie para ayudar a evangelizar a los niños que asistieron a un evento comunitario. Durante tres horas, los niños y jóvenes compartieron la antigua historia de salvación a todos (adultos y niños) que pasaron por su carpa. Cada uno tenía su Biblia y su libro sin palabras y aun la evangelista más joven de ocho años compartió con varios visitantes sin titubear ni amedrentarse. Ella fue una testigo confiada y audaz para el Señor Jesucristo. Una docena de personas pusieron su fe en el Señor Jesucristo ese día, incluyendo tres adultos.

Una niña evangeliza a un niño

Cuando el equipo comenzó a empacar sus materiales para irse, llegó Elías de nueve años con el deseo de escuchar la historia. Aprille es un poco penosa y aunque estaba totalmente preparada y equipada para hacerlo, tenía miedo. Todas sus prácticas habían sido con personas de fe y estaba temerosa de compartir con alguien que no conocía al Salvador. Su maestra se sentó a su lado y le aseguró que ella lo podía hacer.

Aprille fielmente compartió del amor de Dios (página dorada), del pecado (página oscura), de la muerte de Jesucristo en la cruz y su resurrección (página roja) y le explicó que él tenía la oportunidad de recibir perdón y tener un corazón limpio (página blanca). Le preguntó a Elías si quería poner su fe en el Señor Jesucristo y él respondió que sí.

Aprille le hizo las preguntas de repaso para asegurar que Elías había entendido el mensaje. ¿Qué piensa Dios de nosotros? ¿Qué es el pecado y cuál es el castigo por el pecado? ¿Quién es Jesús y qué hizo por nosotros? Elías respondió correctamente a cada pregunta y Aprille le volvió a preguntar si quería poner su fe en lo que Cristo hizo en la cruz por él para tener un corazón limpio y ser adoptado como hijo de Dios. Elías volvió a contestar que sí y Aprille tuvo el privilegio de guiarlo a los pies del Señor. Aprille se llenó de alegría porque Elías fue el primer niño que ella llevó a los pies del Señor.

Unas semanas más tarde la tía de Elías, quien es miembro de la iglesia a donde Aprille asiste, escuchó el reporte acerca del evento y se enteró de lo que había sucedido con su sobrino. Ella no había estado presente durante la presentación y Elías no le había dicho de su decisión de recibir a Jesucristo como su Salvador. Cuando escuchó el reporte se gozó mucho y dijo que ese día Elías había regresado muy sonriente y contento y ella supo que algo especial le había sucedido.

Un niño pequeño puede entender el evangelio

Algunos adultos dudan de que un niño pueda venir a los pies de Cristo y mucho menos guiar a otros niños a una fe genuina en nuestro Señor. Pero Jesús eleva el valor de un niño cuando dice en Mateo 19:14, “Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de los cielos”. El difunto Dr. Billy Graham dijo: “Estoy seguro de que el Evangelio es tan real para el niño pequeño como para el adulto educado”. El Dr. Adrián Rogers dijo igualmente: “Cuando un niño tiene la edad suficiente para saber que ha pecado, y la edad suficiente para saber que Cristo Jesús murió por sus pecados, tiene la edad suficiente para pedirle a Jesús que lo salve del pecado”.

Tenemos que ser como niños para ir al cielo

Los niños son valiosos miembros de nuestra sociedad y no debemos subestimar su habilidad de no solo entender el evangelio sino compartirlo con otros. La mayoría de nosotros teníamos fe en Dios cuando éramos niños, pero algunos la abandonaron cuando pasaron por situaciones difíciles ya que el diablo está siempre listo para sembrar duda en nuestras mentes con la pregunta, ¿dónde está Dios? En Mateo 18:2-3 leemos, “Y llamando Jesús a un niño, lo puso en medio de ellos, y dijo: De cierto os digo, que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos”.

¿Es usted uno de aquellos que perdió su fe? Nunca es muy tarde para recuperarla. “Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana”. Es hora de ponerse a cuentas con el Señor.