Nuestra guerra espiritual es contra el reino de las tinieblas

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Por: Miguel Jacinto

La primera parte de la serie de Narnia, escrita por C.S. Lewis, describe con lujo de detalles la guerra espiritual que los creyentes libramos contra el reino del mal y de las tinieblas. En el León, la Bruja y el Ropero, la bruja representa la maldad y el dominio que Satanás tiene de este mundo y de sus habitantes. Edmund, el hermano menor cae en la trampa de la bruja que con engaños le hace esclavo para que entregue a sus hermanos para ser asesinados. Peter, el hermano mayor y sus dos hermanas, Susan y Lucy, buscan al Rey, el león, para que les ayude a rescatar a su hermano que está bajo el poder de la bruja. Al final se muestra la victoria del Rey sobre la bruja y la recuperación del reino para los narnianos.

Principados y potestades

El apóstol Pablo advierte a los creyentes de la iglesia en Éfeso acerca de esta guerra espiritual diciendo: “Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes” (Efesios 6:12). Note que Pablo aclara que la guerra no es física sino espiritual. En la guerra que libramos, Satanás usa a las personas para atacarnos, pero ellos solamente son instrumentos en sus manos. En tal caso debemos entregar a estas personas en las manos de Dios para que trate con ellas. Jesús dijo que debemos amar a nuestros enemigos para que las personas vean que somos hijos de Dios (Mateo 5:44, 45).

El verdadero enemigo

Pablo, en cambio, quiere que enfoquemos nuestra mirada en el verdadero enemigo: Satanás. Él tiene una estructura espiritual para llevar a cabo la guerra contra el reino de Dios. Pablo menciona principados, potestades, gobernadores de las tinieblas y huestes espirituales de maldad. El propósito del Diablo es mantener bajo su domino espiritual a la humanidad incrédula. Jesús, en la cruz, destruyó el poder de Satanás y los creyentes son liberados para luchar contra el reino del mal. Cada creyente recibe una armadura de defensa y una espada espiritual para hacer frente al ataque demoniaco (Efesios 6:10-17).

El imperio satánico conquistado

Estimado amigo, Dios ya conquistó al imperio satánico a través del sacrificio de Jesús en la cruz del calvario. Confíe en Jesús como su Señor y Salvador personal para escapar del juicio eterno que Dios traerá sobre el Diablo y sus seguidores. Haga la siguiente oración creyendo con todo su corazón: Señor Dios que estás en los Cielos, te pido que perdones todos mis pecados por medio del sacrifico de Jesús. Sálvame de la condenación eterna y capacítame para servirte y obedecerte el resto de mi vida. En el nombre de Jesús. Amén.