La depresión: una condición que puede ser tratada.

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Por: Miguel Jacinto

La depresión es considerada como un trastorno emocional que se presenta como un estado de abatimiento e infelicidad que puede ser transitorio o permanente. El término médico hace referencia a un síndrome o conjunto de síntomas que afectan principalmente a la esfera afectiva: la tristeza patológica, el decaimiento, la irritabilidad o un trastorno del humor que puede disminuir el rendimiento en el trabajo o limitar la actividad vital habitual, independientemente de que su causa sea conocida o desconocida. (La depresion - Ensayos - 1610 Palabras (buenastareas.com)

La Biblia trata el tema de la depresión, y enseña que sus causas pueden ser muy variadas. El rey David, sufrió la depresión por causa de su adulterio con Betzabé y el posterior asesinato de Urías, esposo de esta. Hay que reconocer y recordar que no siempre la depresión es causada por el pecado, aunque el pecado siempre causa depresión. La persona que padece depresión debe darse a la tarea de investigar seriamente las causas de su padecimiento que pueden ser físicas, emocionales y/o espirituales.

David escribió el Salmo 51, como un testimonio y confesión publica de su pecado de adulterio y asesinato. El rey David escribe: “Porque yo reconozco mis rebeliones, Y mi pecado está siempre delante de mí” (Salmo 51:3). El pecado no confesado es un dolor constante que acosa la mente, el espíritu y el cuerpo del ser humano. David continúa diciendo: “Al corazón contrito y humillado no despreciarás Tú, oh, Dios” (v. 17). Dios busca un corazón que se humilla y reconoce la necesidad del perdón y la gracia de Dios.

La solución a este tipo de depresión es confesar el pecado a Dios. En el v. 14, David clama a Dios diciendo: “Líbrame de homicidios, oh, Dios, Dios de mi salvación”. El confesar el pecado implica reconocer delante de Dios que se ha quebrantado una ley específica y renunciar a seguir violando esa ley divina. El perdón de Dios será derramado en el momento de la confesión y el arrepentimiento de cualquier pecado.

Si usted padece de depresión, asegúrese que no es causado por un pecado oculto y no confesado. Como David podemos pedir a Dios lo siguiente: “Crea en mí, oh, Dios, un corazón limpio, Y renueva un espíritu recto dentro de mí” (Salmo 51:10). Esta petición hará que Dios traiga a nuestra conciencia todo pecado que no hemos confesado para que lo confesemos y seamos limpiados y liberados totalmente.

Si su depresión es causada por una enfermedad tome el medicamento y confíe en Dios para traer sanidad. Si es de tipo emocional memorice porciones bíblicas que le ayuden confiar y depender más del Señor. Enfóquese en servir a otros mostrando amor y compasión, y confíe en que Dios cuidará de usted.