Haced memoria de las maravillas que ha hecho…

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Por: Miguel Jacinto

“Haced memoria de las maravillas que ha hecho, de sus prodigios, y de los juicios de su boca…” (1 Crónicas 16:12).

El Rey David había deseado con todo su corazón llevar el arca del pacto a Jerusalén. Anteriormente, Dios se lo había impedido por algunos motivos, pero su persistencia dio frutos. Esta era un obra muy especial en el corazón de David que Dios finalmente le concedió. David entendía claramente que la presencia del arca significaba la presencia de Dios en Jerusalén, capital del reino.

El expositor bíblico Arno C. Gaebelein apropiadamente dice: “el establecimiento del arca en Sión, (muestran) el progreso del poder y la intervención de Dios hacia el reinado pacífico y glorioso del Hijo de David” (Arno C. Gaebelein, Biblia Anotada, 1 Cron 16).

Preparando su corazón

Pero David no solamente hizo preparativos para la estancia del arca del pacto sino que también preparó su corazón. David había escrito un poema de gratitud para esa ocasión que se encuentra en 1 Crónicas 16:8-36. La gratitud a Dios se destaca de manera especial en este hermoso salmo invitando al oyente a recordar las poderosas maravillas realizadas por Jehová a favor de Israel. John Darby comenta que: “Israel está llamado a recordar, no a Moisés y las promesas condicionales dadas al pueblo a través de él, sino al pacto hecho con Abraham incondicionalmente, un pacto eterno para dar la tierra a su simiente” (Sinopsis de John Darby, 1 Cron 16).

Cristo en el monte Sion

Este salmo hace alusión a la presencia de Cristo en el monte Sion para cumplir sus promesas en poder, antes de reinar en paz desde Jerusalén durante el milenio. Por lo cual, se insta a los creyentes a recordar y celebrar la grandeza de la obra de salvación que los capacita para participar en el futuro reinado de Cristo desde Jerusalén.

Si usted todavía no ha confiado en Jesús como Señor y Salvador personal le invito a hacer la siguiente oración: “Querido Dios, reconozco que soy pecador. Te pido que me perdones y me limpies con la sangre que Tu Hijo Jesucristo derramó en la cruz por mis pecados. Hazme tu hijo y ayudame a servirte fielmente el resto de mi vida. En el nombre de Jesús. Amén”. Ahora le invito a dar gracias a Dios por sus maravillas a su favor. ¡Feliz mes de Acción de Gracias!