El amor tenaz de Rut

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Por: Dolly Martin

La muerte de un hijo provoca un dolor profundo del cual algunas madres nunca se recuperan. Ese trauma se duplica exponencialmente cuando se pierde más de un hijo. En la Biblia leemos la trágica historia de una madre que primero pierde a su esposo y diez años más tarde mueren sus dos hijos, dejándola sola con sus dos nueras. Esta historia en el libro de Rut ocurrió durante la época de los jueces y es un poderoso ejemplo del poder transformador del amor.

Después de la muerte de sus dos hijos, Noemí se prepara para volver a Belén desde Moab a donde se había ido a vivir con su familia debido a una hambruna en su ciudad. Sus dos nueras se habían mantenido a su lado después de que sus esposos fallecieron y se preparaban para volver con Noemí a Belén. Ella les agradece el amor y fidelidad que han mostrado a sus esposos y a ella, pero les insta a regresar a sus padres para rehacer sus vidas.

El compromiso de Rut

Las tres se ponen a llorar, pero a la insistencia de Noemí, una de sus nueras, Orfa, la besa y se regresa con su familia. Su otra nuera, Rut, llorando le hace la más bella declaración de compromiso que existe en la Biblia. En el libro de Rut 1:16-17 leemos “Respondió Rut: No me ruegues que te deje, y me aparte de ti; porque a dondequiera que tú fueres, iré yo, y dondequiera que vivieres, viviré. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios mi Dios. Donde tú murieres, moriré yo, y allí seré sepultada; así me haga Jehová, y aun me añada, que solo la muerte hará separación entre nosotras dos”.

Rut promete a Noemí que ella será su fiel compañera y ayudante hasta la muerte. Anuncia su intención de vivir con Noemí, adoptar al pueblo y al Dios de Israel como su pueblo y al Dios de Israel como su Dios. Es una bella declaración de amor poco vista en la Biblia y digna de imitar.

Noemí menosprecia a Rut

Uno pensaría que Noemí se pondría felíz al escuchar estas palabras tan bellas de los labios de su nuera. Pero Noemí estaba tan sumida en la depresión que pasa por alto lo que Rut le está diciendo. Deja de insistirle a Rut que regrese y siguen su viaje juntas lo cual les habrá llevado unos siete a diez días caminando. Cuando arriban a Belén, toda la ciudad se alborota por la llegada de Noemí. Sus amigas la rodean y ella, aun sumida en la depresión, les pide que le llamen Mara en vez de Noemí “porque en grande amargura me ha puesto el Todopoderoso. Yo me fui llena, pero Jehová me ha vuelto con las manos vacías”.   (Rut 1:20-21)

Pobre Rut, quien le acompaña y le ha declarado su intención de no dejarla hasta que la muerte las separa es ignorada por Noemí. Así es la depresión. Uno puede tener muchas bendiciones a su lado y ser rodeado del favor de Dios, pero uno se ciega a todo eso porque se fija solo en su pérdida. Afortunadamente, Rut es fiel a su promesa y se queda con la amargada Noemí, trabaja para sustentar a las dos, y eventualmente Noemí es transformada por ese amor fiel, leal y comprometido de Rut.

Dios premia a Rut

Al final de esta historia romántica cuando Rut se casa con un pariente cercano y tiene un hijo, vemos a una Noemí restaurada, gozosa y servicial. Dice la Biblia en Rut 4:16, “Y tomando Noemí el hijo, lo puso en su regazo, y fue su aya”. Noemí ahora es la que le sirve a Rut y le ayuda a criar a su hijo primogénito. El amor de Rut fue una fuerza poderosa que pudo cambiar el corazón amargado de Noemí y llenarla de gozo y esperanza. Las amigas de Noemí dan testimonio del valor de Rut cuando dicen de ella, “tu nuera, que te ama...es de más valor para ti que siete hijos” (Rut 4:15). Dios nos manda a amarnos con esa clase de amor sacrificial, leal, tenaz y amor de pacto que sigue amando aun cuando el otro no corresponde ni aprecia ese amor.

Jesús, el mayor ejemplo de amor sacrificial

Jesús es el mayor ejemplo de aquel que nos amó con un amor sacrificial. Se entregó voluntariamente a una cruel tortura y muerte en una cruz, sin defenderse, para pagar por nuestros pecados y librarnos de la condenación. Si usted está sumida en depresión por alguna perdida, reciba el amor que Jesús le ofrece. El lavará su corazón sucio con su sangre preciosa y le dará un nuevo corazón lleno de gozo y esperanza. Venga a Cristo hoy.