Mirad mis manos y mis pies: soy yo mismo.

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Por: Miguel Jacinto

“Mirad mis manos y mis pies: soy yo mismo. Tocadme y miradme. Los fantasmas no tienen carne ni huesos, como veis que yo tengo” (Lucas 24:39).

Ninguna religión se iguala a la fe judeocristiana. Ni Buda ni Mahoma ni ningún líder espiritual ha logrado vencer la muerte ni mucho menos salvar a la humanidad de sus pecados. El nacimiento de Jesús en esta tierra marcó un antes y un después de la historia humana. Sin embargo, Su resurrección afecta el presente y trasciende la eternidad. El poder redentor y transformador de Dios se hace posible gracias a la resurrección de Jesús de entre los muertos.

La resurrección no es un mito

La resurrección de Jesús no es un mito como lo quieren presentar los agnósticos. Es una realidad irrefutable que tiene su fundamento en el poder redentor del Dios Creador. La aparición del Jesús resucitado fue palpada por las manos de sus discípulos y más de quinientos testigos oculares a quienes se les presentó de forma física y tangible. Jesús instó a sus discípulos a tocar su cuerpo resucitado para asegurarse que ellos experimentaran Su resurrección como un hecho real. El cuerpo resucitado de Jesús es una evidencia convincente para que sus discípulos estuvieran dispuestos a morir y sufrir por testificar esta verdad.

La resurrección de Jesús es el modelo divino para todo aquel que cree en Él. Esta realidad tiene implicaciones para el presente y el futuro de los cristianos. En el presente el creyente es una nueva criatura espiritual que participa del reino de Dios aquí en la tierra. Su mente y corazón han sido transformadas por el poder de Dios. El creyente tiene la capacidad espiritual para vivir en una esfera que trasciende lo físico y material. El creyente tiene un acceso directo al trono celestial gracias a la intervención del Jesús resucitado que está sentado a la diestra del Padre.

Dios resucitará a los cristianos

En el futuro Dios resucitará a los cristianos para que reciban un cuerpo similar al de Su Hijo. Pablo en referencia a la futura resurrección de los creyentes dice: “Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad” (1 Corintios 15:53). Dios tiene preparado un nuevo cuerpo para los cristianos no solo capaz de permanecer el resto de la eternidad, sino que resista el impacto de la presencia santa y gloriosa de mismo Dios. El cristiano debe acostumbrarse a vivir en la presencia de Dios sin temor ni limitaciones temporales.  

Amigo, si usted no ha confiado en la gracia y poder del Jesús resucitado le invito a hacerlo hoy. Reconozca que usted es un pecador que merece el castigo eterno. Pida a Dios que le perdone y le limpie con la sangre que Jesús derramó en la cruz del calvario. Acéptele como Señor y Salvador de su vida. Comience a vivir como una nueva criatura en el poder y la gracia del Jesús resucitado.