El joven deprimido

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Por: Dolly Martin

Chris parece ser un joven normal. Le gusta dibujar y tiene un cuaderno lleno de dibujos de sus personajes favoritos de Animé. Asiste a la iglesia con su mamá y sus dos hermanas y es un estudiante promedio en la escuela.

Pero Chris sufre de depresión y baja autoestima debido a una pobre relación con su padre, Juan. Chris es introvertido y tiene pocos amigos. Pasa la mayor parte de su tiempo libre en su cuarto jugando video juegos o dibujando. Juan, en cambio, es muy social y tiene varios amigos con los que se junta regularmente. Es un supervisor en la fábrica donde trabaja y todos los que están bajo su mando lo admiran. Su espíritu jovial es contagioso; y todos respetan su liderazgo.

Juan no pasa mucho tiempo en casa con su familia. Su esposa solo le viene con problemas de los hijos o de las finanzas y para evadir ese mundo de problemas, él se pasa horas en los bares y llega a casa tarde. Los domingos aprovecha que su familia está en la iglesia para dormir tarde y luego pasar el día viendo la tele.

Juan no sabe cuáles son los anhelos y sueños de Chris porque nunca toma el tiempo para hablar con él y entrar en su mundo de juegos, películas de Animé, y su arte. Juan quisiera que Chris fuera más extrovertido y alegre y resiente que su hijo sea tan serio, callado, e introvertido. Hay una gran desconexión entre padre e hijo.

Mental Health America reporta que el 15.08 % de los jóvenes (de 12 a 17 años) han sufrido al menos un episodio de depresión mayor en el último año. La fundación Jed publica las siguientes estadísticas alarmantes en su sitio de internet:

  • El suicidio es la segunda causa de la muerte entre los adolescentes y adultos jóvenes de 10 a 34 años (CDC, 2022).
  • El 25.5% de los adultos de 18 a 24 años informaron haber considerado seriamente el suicidio en el último mes. (CDC, 2020).
  • El 18.8% de los estudiantes de secundaria informaron haber considerado seriamente el suicidio en el último año. Este porcentaje es mayor entre las mujeres (24.1 %) y los adolescentes lesbianas, gais o bisexuales (46.8 %) (CDC, 2020).

La brecha entre padres a hijos no es un fenómeno nuevo. Cuando el Señor Jesús nació, la Biblia dice que el mismo problema prevalecía entre los padres Israelitas y sus hijos. Cuando un ángel se le apareció a Zacarías para decirle que él y Elizabeth tendrían un hijo, dijo que la misión principal de su hijo sería restaurar la relación quebrantada entre padres e hijos. Leemos en Lucas 1:16-17, “Y él hará volver a muchos de los hijos de Israel al Señor su Dios. E irá delante de Él en el espíritu y poder de Elías PARA HACER VOLVER LOS CORAZONES DE LOS PADRES A LOS HIJOS, y a los desobedientes a la actitud de los justos, a fin de preparar para el Señor un pueblo bien dispuesto”. (LBLA)

El Señor manda a los padres a instruir a sus hijos en los caminos del Señor para que no se aparten de ellos. Para ser un buen maestro, tiene que conocer a sus hijos, saber lo que piensan, lo que sienten, sus puntos débiles, sus sueños y sus temores. No es simplemente una cuestión de darle una serie de instrucciones y castigarle si no las cumple. Si ese es su estilo de liderazgo, es probable que no le está yendo muy bien con sus hijos. Ellos van a querer cooperar con sus reglas y complacerle cuando saben que usted los ama y que está interesado en ellos personalmente.

Puede comenzar hoy a restaurar la relación quebrantada con su hijo. A continuación, comparto tres sugerencias para ayudarle a restaurar la relación con su hijo:

1. Tiempo de calidad - Haga una cita individual con cada hijo. Hágale preguntas acerca de lo que siente de sí mismo, de su familia, de la escuela, de la iglesia. No lo critique ni le interrumpa. Santiago 1:19 dice, “Pero que cada uno sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para la ira”. (LBLA)

2.  Palabras de ánimo - Anime a su hijo con palabras afirmativas. Ellos están sedientos por recibir su aprobación. Las niñas anhelan escuchar de los labios de sus padres que ellas son amadas y que son sus princesas. Los varones añoran saber que su padre los admira, y que está orgullosos de ellos. Dios el Padre nos dejó el ejemplo de esto cuando Su hijo se estaba bautizando. “Y hubo una voz de los cielos, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia”. (Mateo 3:17)

3. Ore por ellos y con ellos – El diablo quiere destruir y matar a sus hijos. Ore por ellos a diario pidiendo la protección de Dios sobre ellos y bendiciendo sus vidas. Esa es la herencia más valiosa que puede dejarle a sus hijos.

Usted ha sido escogido por Dios para formar el corazón de sus hijos y tendrá que dar cuentas a Dios por su trabajo. Si conoce al Señor Jesucristo como su Salvador, Él le puede ayudar a cumplir este mandamiento con éxito. Solo tiene que pedirle. Si no ha recibido al Señor, Él no es Su Padre, ni está obligado a ayudarle porque usted no es Su hijo. Para convertirse en hijo de Dios tiene que creer en Él. “En verdad, en verdad os digo: el que oye mi palabra y cree al que me envió, tiene vida eterna y no viene a condenación, sino que ha pasado de muerte a vida”.  Juan 5:24

Dios promete borrar sus pecados y darle una nueva vida cuando pone su fe en Su hijo, Jesucristo. ¿Lo hará?