Una Sociedad Desenfrenada

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Por: Dolly Martin

Micaías vivía en las montañas de Efraín y le robó 1,100 monedas de plata de su madre. Sin saber que su hijo era el ladrón, ella pronunció una maldición sobre la persona que lo había robado. No parece haberse arrepentido de su crimen, pero tenía miedo de la maldición así que confesó su mal a su madre. Su madre lo bendijo y le pidió que los usara para hacer una imagen. Pero Micaías no tenía ningún deseo de complacer a su madre por lo que le devolvió el dinero. Él era un hijo rebelde que solo pensaba en sí mismo.

Un Sacerdote Personal
La madre de Micaías llevó su dinero al fundidor y le encargó una imagen y la coloca en la casa de Micaías porque él tenía un santuario. Micaías también mandó a hacer un efod e ídolos y comisionó a uno de sus hijos para que fuera su sacerdote personal.

Esto era una violación del mandato de Dios de que solo los hombres de la tribu de Leví debían servir como sacerdotes. Tristemente, en esta época reinaba el desenfreno moral y espiritual. La Biblia dice, “En aquellos días no había rey en Israel; cada uno hacía lo que a sus ojos le parecía bien”. (Jueces 17:6, LBLA)

Algún tiempo después, un Levita de Belén de la tribu de Judá llegó a la casa de Micaías de visita. Él había salido de Belén en busca de trabajo porque no había trabajo en el tabernáculo. Los sacerdotes y levitas estaban desempleados porque no se hacían sacrificios en el tabernáculo.

Micaías le ofreció trabajo como su sacerdote personal con un lujoso salario, más ropa y comida. El levita aceptó la oferta sin argumento porque no le importaba honrar a Dios. El levita abandonó al Señor, sus leyes, sus mandamientos y lo cambió por consultar a ídolos y adorarlos como si fueran dioses. Él había sido entrenado para dirigir la adoración de Dios en el tabernáculo, pero prefirió el dinero fácil.

Micaías estaba seguro de que Dios le iba a bendecir y prosperar, porque tenía un sacerdote en su casa, pero estaba equivocado. El hizo sus propias reglas y quería que Dios las siguiera. Dios dice que Él se goza con los que le temen y obedecen Sus mandamientos. “Se complace Jehová en los que le temen, y en los que esperan en su misericordia”. Salmos 147:1

Un día, cinco hombres de la tribu de Dan llegaron a la casa de Micaías buscando hospedaje. La tribu de Dan había sido asignado una heredad en Israel, pero no pudieron conquistarla y andaban buscando otro lugar. Los hombres reconocieron al levita y se extrañaron de verlo en la casa de Micaías. Cuando el levita les explicó que Micaías le pagaba por ser su sacerdote personal, le pidieron que consultara a Dios por ellos. Jueces 18:5, “Consulta a Dios para que sepamos si ha de prosperar el viaje que estamos haciendo.”

Una Profecía Ambigua
Es probable que el levita haya usado el efod para indagar en favor de ellos la voluntad del Señor acerca de su misión. Un efod es una prenda de vestir parecida a un delantal que llevaban los sacerdotes y la usaban para buscar la voluntad del Señor. El levita les responde: “Vayan en paz, porque el camino en que andan está delante del SEÑOR”. Algunas traducciones dicen “tiene la aprobación del Señor” pero esa no es una traducción correcta. El levita les dijo que Dios estaría mirándolos desde el cielo. Eso no significaba que el Señor aprobaba de lo que estaban haciendo, sino que los estaba mirando desde el cielo. Su respuesta fue muy ambigua.

Los que leen palmas, el horóscopo y los profetas modernos usan la misma estrategia cuando profetizan. Dicen palabras como, “Dios te va a bendecir” sin dar detalles específicos. “Grandes cosas sucederán este año”. En contraste, los profetas de Dios nunca hablaban con generalidades. Siempre daban detalles específicos para que fuera obvio cuando se cumplía que Dios lo había hecho.

Si quiere conocer la voluntad del Señor, lea la Biblia. Dios nos dio su Palabra para hablarnos y comunicarse con nosotros. La Palabra de Dios es “viva y eficaz y es más cortante que una espada de dos filos.” En 2 Timoteo 3:16 leemos, “Toda la Escritura es inspirada por Dios y es útil para la enseñanza, para la reprensión, para la corrección, para la instrucción en justicia.”

Los danitas llegaron a la ciudad de Lais y vieron que era una tierra tranquila donde la gente estaba viviendo en paz sin protección y decidieron atacarlos. Volvieron a sus hermanos y les dieron un reporte animándolos a atacar a Lais. 600 hombres se armaron para la guerra y salieron para conquistar a Lais pasando por la casa de Micaías. Los cinco hombres contaron a los otros de los ídolos, el sacerdote, y el efod que había en la casa de Micaías y decidieron robarlos.

El levita les vio robando las imágenes y les pregunta ¿por qué? Ellos le mandaron callar y venir con ellos para servir de sacerdote para toda la tribu de Dan. Esto significaba una promoción para él y rápidamente decidió aceptar la oferta. Les ayudó a robar todo y se fue con ellos.

Una Oferta Mas Atractiva
Cuando Micaías se dio cuenta de lo que habían hecho reunió a sus vecinos y los persiguió. Los danitas le dijeron que se callara de lo contrario lo matarían a el y a su familia. Micaías se vio obligado a desistir porque habían más de ellos y eran más fuertes. “En aquellos días no había rey en Israel; cada uno hacía lo que a sus ojos le parecía bien”. (Jueces 17:6, LBLA)

Los guerreros de la tribu de Dan conquistaron a Lais, los mataron a todos, prendieron fuego a la ciudad, la reconstruyeron y la llamaron Dan. El levita y sus hijos sirvieron de sacerdotes para la tribu de Dan por muchas generaciones usando el efod de Micaías y sus ídolos. Al final del libro de Jueces, Dios revela la identidad del levita: Jonatán, el hijo de Gersón y nieto de Moisés.

Jonatán había sido instruido por su padre y su abuelo en los caminos del Señor, pero abandonó al Señor, sus leyes, y sus mandamientos y escogió consultar a ídolos y adorarlos como si fueran dioses. Tal vez usted fue criado en el temor de Dios, pero ha rechazado lo que le enseñaron y quiere hacer todo a su manera. Dios es muy paciente con nosotros y nos da tiempo para arrepentirnos y volver a Él.

Si usted ha estado viviendo lejos del Señor, haciendo lo que a sus ojos le parece bien, Él le está llamando a dejar su pecado y volver a Él. Isaías 55:6-7 dice, “¡Busquen al SEÑOR mientras puede ser hallado! ¡Llámenlo en tanto que está cercano! Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos. Vuélvase al SEÑOR, quien tendrá de él misericordia; y a nuestro Dios, quien será amplio en perdonar.” Jesucristo murió en la cruz por sus pecados y le quiere perdonar, pero usted tiene que renunciar su pecado y volver a Él. ¿Lo hará?