La presencia eterna de Jesus es la base para la vida eterna de los creyentes.

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Por: Miguel Jacinto

“Porque yo vivo, vosotros también viviréis” (Juan 14:19).

Muchos nos preguntamos acerca de la vida eterna. Nuestras pequeñas mentes son incapaces de entender ni procesar la extensión de la eternidad pues aún no la hemos experimentado. Sin embargo, solo necesitamos estudiar las palabras de Jesús para comenzar a relacionar la vida eterna como un hecho real y posible.

En el capítulo 14 del Evangelio de Juan narra que Jesús les habló acerca de su inminente partida y la confusión en la mente y el corazón de sus discípulos respecto al futuro inmediato. Pero Jesús les dice: “Ustedes ya conocen el camino para ir a donde yo voy” (Juan 14:14, NVI). Mas adelante les dice que Él mismo es el camino, la verdad y la vida” (Juan 14:6, NVI). Jesús mismo es el medio por el cual sus discípulos llegarían a su destino, conocerían la verdad y vivirían para siempre con Él.

Jesús también les comparte acerca de la venida del Consolador que los acompañará para siempre (Juan 14:16). La partida física de Jesús abrió la puerta para la manifestación gloriosa de Dios en la vida de sus discípulos. La presencia del Espíritu Santo morando en la vida de sus discípulos garantiza la presencia de Jesús con ellos para siempre. El texto se refiere al Espíritu Santo como “otro” Consolador, dando por sentado que Jesús y Espíritu comparten la misma naturaleza divina. Entonces, la vida eterna de Jesús es transferida a sus discípulos por medio de la presencia gloriosa del Espíritu Santo.

Amigo, si usted no ha experimentado la presencia gloriosa de Jesús en su vida, hoy lo puede hacer. Jesús dice “el que cree en mi tiene vida eterna” (Juan 6:47). La palabra “creer” significa confiar absolutamente. Confíe en Jesús como su Señor y Salvador personal y comience a experimentar una nueva vida que se extiende hasta la eternidad. ¡Feliz Pascua!