Azufre Hirviendo

Mudpot in the geothermal area Hverir, Iceland.
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Por: Dolly Martin

Mientras caminaba alrededor de la base del volcán “Rincón de la Vieja” junto con mi esposo y nuestros amigos Bobby y Martha Mathew, de repente nos llegó el olor desagradable, inconfundible de azufre. Pronto vimos un vapor saliendo de la tierra y supimos que esa era la fuente del olor. Estábamos de vacaciones en la bella Costa Rica y ese día habíamos decidido tomar uno de los senderos alrededor del volcán. Era la primera vez que yo visitaba un volcán y me sorprendí de que estando tan lejos del cráter, pudiéramos ver y oler los gases que hervían dentro de este volcán activo.

Continuamos nuestro camino y pronto llegamos a un lago de agua hirviendo y una vez más, el olor de azufre permeaba el aire. El olor era tal que muy pocos se quedaban admirando las burbujas que salían del agua. Nos alejamos del lago y poco después llegamos a unos pozos de lodo hirviendo. Estaba estupefacta. Inmediatamente pensé en el lago de fuego del cual habla la Palabra de Dios.

El olor podrido de azufre llenaba el aire frente a estos pozos al igual que lo hacía en la salida de vapor y el lago de agua hirviendo. Tomé fotos, videos y luego me quedé quieta y pensativa mientras observaba el lodo hirviendo y pensaba en lo que les espera a aquellos que rechazan el gran amor de Dios demostrado en la persona de Cristo Jesús.

La frase “lago de fuego” que también se traduce “lago de azufre hirviendo” se menciona cuatro veces en el libro de Apocalipsis. El azufre es un elemento relativamente común que se encuentra en muchos terrenos volcánicos y fuentes termales, donde hay calor y fuego perpetuos. Otras palabras similares como fuego eterno y fuego inextinguible se encuentran en varios libros de la Biblia.

Lluvia de azufre

Muchos conocemos la historia de la destrucción de las ciudades de Sodoma y Gomorra por su pecado de homosexualidad. En Génesis 19:24 leemos, “Entonces el SEÑOR hizo llover desde los cielos azufre y fuego de parte del SEÑOR sobre Sodoma y Gomorra” (RVA-2015). El hecho de que el Señor usa fuego y azufre para pronunciar su juicio sobre pecadores se repite en Salmos 11:6 donde dice, “Sobre los malos hará llover calamidades; fuego, azufre y viento abrasador será la porción del cáliz de ellos”.

El libro de Apocalipsis trata de la derrota final del diablo y sus secuaces. Nuestro héroe, el Señor Jesucristo, viene sobre un caballo blanco con una espada en su boca y pone fin al malvado reinado de la bestia (el anticristo) y el falso profeta a quienes hecha vivos “dentro de un lago de fuego que arde con azufre” (Apocalipsis 19:20).

El diablo es atado durante mil años y cuando es dejado libre, otra vez engaña a los habitantes de la tierra. El reúne un ejército de seguidores y marcha contra los fieles seguidores de Dios en la ciudad santa. Pero el Señor envía fuego del cielo y los derrota. Luego dice Apocalipsis 20:10, “Y el diablo que los engañaba fue lanzado en el lago de fuego y azufre, donde estaban la bestia y el falso profeta; y serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos”.

 Hasta ahora, el lago que arde con azufre solo tiene a tres seres, pero Dios nos amonesta que ellos no serán los únicos que terminan allí. “Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda”. (Apocalipsis 21:8)

Algunos tienen la idea falsa de que los malos simplemente mueren y dejan de existir. Pero eso no es lo que dice la Biblia. El Señor es muy claro en el castigo que vendrá contra aquellos que le dan la espalda y escogen vivir a su manera en vez de someterse a la voluntad de aquel que los creó.

¿Es Dios cruel?

¿Es Dios injusto por idear una condenación tan dolorosa, y cruel que dura por toda la eternidad? Si usted piensa que sí, no entiende lo despreciable y odioso que el pecado es para nuestro Señor. Muchos hemos creído la mentira del diablo que Dios es un ogro, un ser malo que solo quiere castigarnos y hacernos sufrir. La verdad es que Dios no desea que NADIE perezca, sino que TODOS vengan al arrepentimiento. Él trabaja incansablemente a favor de cada ser humano para que ellos entiendan cuanto los ama y desea una relación íntima y personal con ellos. Pero cada uno toma la decisión acerca de aceptar o rechazar el amor de Dios. El Señor no retuerce el brazo de nadie para que crea en Él.

 Dios le ama y demostró ese amor enviando a Jesús, su Hijo unigénito al mundo “para que todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna”. (Juan 3:16). Muchos hemos oído este versículo, pero los siguientes dos versículos de este pasaje ponen en claro el deseo de Dios para cada ser humano. “Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios”. (Juan 3:17-18)

Si usted quiere escapar la condenación en el lago que arde con azufre, crea en el Señor Jesucristo como su único Salvador. Como dice el Señor, “el que cree, no es condenado.” Le insto a creer y empezar a gozar de una hermosa relación de paz y amor con su Padre Celestial. Ni Él ni yo deseamos que usted termine en el lago de fuego que arde con azufre.