El Consejero

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Por: Dolly Martin

Existe una enorme estigma en la comunidad latina acerca de aquel que consulta con un consejero. Muchos (especialmente hombres) creen que visitar a un consejero es una muestra de debilidad. En la cultura hispana se nos enseña desde muy pequeños que los trapos sucios se lavan en casa. Aprendemos a guardar la apariencia de tener una familia ideal a toda costa y buscamos resolver los problemas interpersonales de la mejor manera posible para no dañar la reputación de los nuestros.

Este razonamiento aparenta ser muy sabio. Después de todo, ¿quién quiere que todo el pueblo sepa de los problemas que suceden en nuestro hogar? Además, cada familia tiene sus propios problemas y asumimos que otros no quieren cargar con nuestros problemas en sima de los suyos.

Consejería en la Biblia

¿Qué dice Dios acerca de este tema? Le podría sorprender saber que Dios habla mucho de consejos, consejería y consejeros en Su Palabra, la Biblia. Existen numerosas historias de personas que recibieron consejos: Moises recibió consejo de su suegro; muchos de los reyes de Israel tenían un consejero incluyendo David cuyo consejero Ahitofel lo traicionó y se unió a la conspiración de su hijo Absalón; cuatro consejeros visitaron a Job y ofrecieron sus palabras (no tan sabias) a este gran profeta durante sus días de gran aflicción. Daniel sirvió de consejero para varios reyes durante los años que el pueblo de Israel estaba en cautiverio en Babilonia.

La palabra consejo ocurre 151 veces en toda la Biblia (versión Reina Valera 1960) y 26 de ellas se encuentran en el libro de sabiduría llamado Proverbios. A continuación, comparto cuatro de estos versículos.

  • Proverbios 8:33 - “Atended el consejo, y sed sabios, Y no lo menospreciéis”.
  • Proverbios 4:13 - “Retén el consejo, no lo dejes; guárdalo, porque eso es tu vida”.
  • Proverbios 15:5 - “El necio menosprecia el consejo de su padre; mas el que guarda la corrección vendrá a ser prudente”.
  • Proverbios 19:20 - “Escucha el consejo, y recibe la corrección, para que seas sabio en tu vejez” (énfasis mío)

No menosprecie el consejo

Dios nos manda a atender, retener, guardar y escuchar al consejo y nos amonesta a no menospreciar o dejar el consejo porque es nuestra vida y nos dará tanto sabiduría como prudencia. El Señor sabe que un tercero tiene la capacidad ver nuestra situación desde una perspectiva más objetiva y, si es temeroso de Dios, podrá ofrecernos un consejo muy valioso.

No todos conocemos a alguien sabio al que podemos recurrir cuando pasamos por una situación difícil. Por eso existen consejeros profesionales, y algunos de ellos son hombres y mujeres de Dios que ofrecen orientación de acuerdo con la Biblia. Pero muchas veces nuestra situación financiera no nos permite aprovechar de los servicios de aquellos que usan su entrenamiento para ayudar a otros.

El Consejero más sabio

Sin embargo, hay un consejero que está accesible a todos y sus servicios son siempre gratis, sin importar cuantas veces acudimos a Él. Sus consejos nunca fallan ya que Él es el consejero de consejeros. Su nombre es Consejero, mejor conocido como Jesucristo. Leemos de Él en Isaías 9:6: “Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz”.

Ese Niño que vino al mundo en la primera Navidad es el Consejero que ahora se encuentra reinando desde Su trono en el cielo, habiendo muerto por nuestros pecados y resucitado al tercer día. Él dijo, “Venid a Mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar”.

El Señor nos aconseja por medio de Su Palabra, Su Espíritu y Su pueblo (incluyendo padres, pastores, y mentores espirituales). El único requisito que nuestro Señor pide es que nos humillemos delante de Él y abramos nuestro corazón a lo que Él quiere hacer en nosotros. “Al corazón contrito y humillado no despreciarás Tu, oh Dios” (Salmos 51:17).

En esta Navidad, acérquese al Señor y reciba de Él el consuelo, la sabiduría y la paz que tanto anhela tener.

¡Feliz Navidad!