Con cántico alabaré el nombre de Dios…

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Por: Miguel Jacinto

“Con cántico alabaré el nombre de Dios, y con acción de gracias le exaltaré” (Salmo 69:30 LBDA).

Cierto Vagabundo faltado de cobijo se vio obligado a refugiarse en un establo en el día de Nochebuena acostándose en un pesebre, al igual que Jesús en su venida al mundo. Muchas veces había oído hablar de Él sin hacer el mínimo caso de los llamamientos del sagrado evangelio, pero aquella mañana comenzó a reflexionar. ¿Por qué el Rey del cielo quiso nacer en tal humilde lugar? Y comprendiendo la grandeza de su amor reconoció la gratitud que le debía y aceptó a Jesucristo como su Salvador Personal (https://www.sigueme.net/anecdotas-ilustraciones/navidad/recordo-el-pesebre-de-la-navidad).
En los primeros versículos del capítulo 2 de su Evangelio, el historiador Lucas dice que, en aquellos días, cercanos al nacimiento de Jesús, el emperador Augusto César decretó un edicto para levantar un censo en todo el imperio romano. El César quería saber el número exacto de ciudadanos que vivían en su vasto imperio, para poder tasar y colectar los impuestos por individuo que irían a los depósitos de sus arcas reales personales.

El emperador

Este gobernante demuestra la actitud y el propósito egoísta que tienen la mayoría de los políticos de la antigüedad y del presente. El emperador romano se autoproclamaba hijo de los dioses, y por ende se creía ser el amo y señor de todos sus súbditos. El César se enseñoreaba de todos, y exigía su lealtad y devoción para su propio beneficio.

Los pastores

Lucas, después de narrar el nacimiento de Jesús, dirige su atención a un grupo de pastores que cuidaban sus rebaños en el campo (Lucas 2:8-10). Estos pastores representan al pueblo trabajador, sin privilegios y a la merced de sus amos terrenales, que reciben la bendición de Dios de ser los primeros en recibir la noticia del nacimiento del Salvador y Señor del mundo. Contrario al Cesar, Jesús vino a servir y dar su vida para el beneficio de toda la humanidad. El verdadero significado de la navidad es que el Amo y Señor del universo nació para ser nuestro amoroso Salvador.

Jesús

Amigo, los políticos, los gobernantes y los poderosos de este mundo usan el sistema para sus propios beneficios. Jesús, por el contrario, vino a servirnos por medio de su sacrificio en la cruz del calvario para limpiar nuestros pecados y darnos una relación de amor con nuestro Creador. Le animamos a confiar en Jesús cómo Señor y Salvador personal haciendo la siguiente oración: “Querido Dios, reconozco que soy pecador. Te pido que me limpies mi vida con la sangre preciosa que tu Hijo Jesucristo derramó en la cruz por mis pecados. Dame vida eterna y me comprometo a servirte el resto de mi vida. En el nombre de Jesús. Amén”. ¡Feliz Navidad y Bendecido Año Nuevo!